Belgrano salió de Córdoba y de la Argentina para competir por primera vez en el exterior y lo hizo como lo que es, un grande del interior, ya que venció con total autoridad a Coritiba, en Brasil, por 2 a 1, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa Sudamericana.
La noche pintaba bien para los cordobeses desde el amanecer mismo del encuentro, ya que apenas habían transcurrido tres minutos cuando el retornado Matías Suárez recuperó inteligentemente una pelota contra la línea de fondo rival cuando Icaro pretendía que saliera del campo de juego y tocó atrás para que Claudio Bieler, entrando libre estampara un derechazo contra el ángulo superior derecho de la valla defendida por Wilson.
La conquista le permitió a Belgrano manejarse con tranquilidad y sus movimientos adquirieron mayor seguridad, al punto que la pelota no merodeaba por las cercanías de Juan Carlos Olave.
Con un juego en crecimiento después de eliminar a Estudiantes de La Plata, algo que les genera confianza a los dirigidos por Esteban González, el ‘Pirata’ comenzó a manejar los tiempos del partido y a generar opciones como para ampliar la diferencia.
Pero cuando estaba para convertir el segundo tanto llegó una desafortunada acción de Sebastián Luna, ya que el balón rebotó en su brazo derecho y como esto pasó dentro del área cordobesa el árbitro uruguayo Christian Ferreyra cobró el pertinente penal.
Sin embargo y para reafirmar que un aura histórico está instalado sobre la cabeza de este plantel ‘celeste’, Olave se convirtió en héroe como la semana pasada en Córdoba al contener el remate de Kazim desde los 12 pasos, porque el arquero de 40 años no quería quedarse afuera de este filme para el recuerdo del fútbol de su provincia.
Con el ánimo por las nubes salió Belgrano a afrontar el segundo período y otra vez como en el primer tiempo pegó de entrada, ya que a los cuatro minutos otra vez Matías Suárez asistió, pero en esta ocasión por arriba, para que el pibe Nahuel Luján también escribiera su página gloriosa en la noche de Curitiba al doblegar con un cabezazo largo a Wilson.
El 2 a 0 marcaba la justa diferencia entre un equipo y otro, mientras en los palcos el presidente de Belgrano y del Comité de Regularización de AFA se regodeaba hasta humedecer los ojos.