El coronavirus irrumpió en los mercados sin aviso y quien llega sin aviso, sorprende.
En los últimos días se registraron fuertes aumentos de precio en carnicerías y verdulerías. ¿Quiénes son los responsables? ¿Por qué ocurre esto? ¿Debe el gobierno intervenir para poner precios máximos? ¿Los empresarios se están haciendo ricos? En estos tiempos aparecen miles de ejemplos de solidaridad, pero también queda al descubierto la cara mas oscura del comercio.
Imaginemos por un momento que estás en tu casa y toca la puerta tu jefe: primero te preguntás por qué, luego tenés que actuar, entonces empezás a ordenar tu casa buscando prolijidad y por último abrís la puerta. Sin embargo, cuando le estás ofreciendo un café en la mesa de tu living, mirás de reojo el sillón y te das cuenta que las manchas feas, esas que en algún momento pensaste en quitar, siguen ahí.
En algunos circuitos comerciales, lo que ocurrió fue que quedaron al descubierto todas las “manchas” juntas. Esas que no se pueden mostrar porque además nos dejan mal parados, nos ponen en un lugar en el que no queremos estar. Esas manchas son las prácticas habituales de evasión que existen (al menos) en dos cadenas productivas de las que somos parte frecuente como consumidores: carne y frutas y verduras.
En un contexto de dificultades en la transitabilidad, donde no hay trabajadores “golondrina” para contratar para levantar cosechas, con restricciones a la circulación de camiones (que quizá encuentre una solución a partir del miércoles con un nuevo certificado para garantizar la movilidad), con caminos o rutas cortadas en varias localidades del país invocando aislamiento, cada problema es un aumento en los costos, que se trasladarán en la cadena productiva y terminarán ajustando el precio de venta del producto.
Los alimentos, por tratarse de productos de primera necesidad, son los más sensibles a los cambios de precio en función de la oferta y la demanda.
Si un productor no puede levantar la cosecha de tomate como lo hacía hasta ahora y luego tiene inconvenientes para conseguir cajones de madera, empacar y enviar al mercado, tiene un problema. Y si luego hay inconvenientes para que ese cajón de tomates llegue a la verdulería lo que ocurrirá es muy simple: el precio de los tomates irá en aumento.
Esta rueda se empasta, se hace más lenta, se traba por un condimento extra que saboreamos desde siempre pero que ahora cobra gran protagonismo: la venta en negro.
Es un secreto a voces el hecho de que en los mercados centrales hay una enorme cantidad de mercadería que se vende bajo esa modalidad. Una prueba de todo esto son los decomisos a causa de los controles que se hacen en los retenes de acceso a las ciudades: no hay facturas de compra, solo algunos remitos y eso no es suficiente para circular con mercadería.
Esos tomates no llegarán a la verdulería, pero en medio de esta pandemia son muchos los vecinos que intentarán comprarlos y preguntarán por ellos. Menos bienes, muchos pedidos: aumento de precios.
Se está cayendo el comercio en negro y está quedando la evasión al descubierto, pero a la vez nos damos cuenta que necesitamos de ella para abastecernos. La cadena de la carne, la de frutas y verduras son quizá las más expuestas a esta modalidad y seguramente la imposibilidad de continuar operando “con normalidad” impacta e impactará en los precios, que hoy se van hacia arriba por ésta y por múltiples causas más, entre las que podemos incluir “avivadas” de empresarios.
Este mismo ejemplo lo podemos replicar con cualquier producto alimenticio de primera necesidad, aunque lo más peligroso de esto no son los aumentos de precio, sino que en momentos de falta de trabajo, de cadenas de pago rotas, de cheques rechazados y de fuerte necesidad de alimentos, son los más carenciados los que no pueden acceder a ese kilo de tomates. La necesidad de encontrar una solución es urgente y quedará para otro momento el análisis sumamente necesario para que el Estado, con su fuerte presión tributaria, asuma el rol que le cabe como partícipe necesario ante esta realidad.
El COVID-19 dejó al descubierto a otro virus, la evasión impositiva. Obligado, el mercado con sus leyes resuelve estos problemas rápidamente, pero lo hará ajustando o dejando de lado a los más indefensos: productores y consumidores. Insisto: las causas de los incrementos de precio pueden ser múltiples, pero en el partido que se juega contra la pandemia, hay varios jugadores que quedaron en offside.